La leishmaniosis canina es una enfermedad parasitaria grave en el perro llamada Leishmania.

El primer síntoma clínico más habitual es la pérdida de pelo, sobre todo alrededor de los ojos, orejas y la nariz. Según la enfermedad va avanzando, el perro pierde peso aunque no pierde el apetito. Son habituales las heridas en la piel, especialmente en la cabeza y en las patas, en las áreas donde el perro está en contacto con el suelo al tumbarse o sentarse. También se dan síntomas relacionados con insuficiencia renal.
La enfermedad no distingue ni entre sexos ni entre razas de perros.
La enfermedad se transmite a través de un mosquito, llamado flebotomo. De ahí que, si hay mosquitos, hay riesgo de contagio. La temporada de peligro comienza con el calor, normalmente en mayo y finaliza en septiembre u octubre si se prolonga el verano. Durante el invierno los mosquitos permanecen en estado de larvas cuaternarias y son inofensivas. En las zonas más cálidas de España encontramos mosquitos prácticamente todo el año y por consecuencia el peligro existe todo el año.
La leishmaniosis causa la muerte en la mayoría de los perros afectados por ella y que no reciben tratamiento y vigilancia posterior.Si tu perro no recibe protección alguna, el riesgo de contagio varia de un 3% a 18% según la zona.
El riesgo siempre aumenta si su perro permanece en zonas más rurales y periurbanas, en regiones cálidas del país y si está fuera de casa al anochecer.
Qué hacer si tu perro tiene Leishmaniosis.
En el caso de que piense que tu perro padece de Leishmaniosis, visita a tu veterinario quien realizará una prueba analítica mediante una muestra de sangre de tu perro. Dependiendo de su estado, también tomará una muestra de la médula ósea o del tejido de un gánglio linfático inflamado para examinarla al microscopio y detectar los parásitos.
El período de incubación puede variar entre 3 meses y 18 meses. De forma excepcional, la enfermedad puede permanecer en latencia durante varios años. Algunos perros son resistentes y, aunque reciban picaduras de los flebotomos, nunca mostrarán síntomas de la enfermedad siempre y cuando estén correctamente alimentados y no estén sometidos a estrés. Esta resistencia, probablemente, está determinada genéticamente.
El perro enfermo de Leishmania requiere atención veterinaria el resto de su vida y éste tratamiento es caro.
La leishmaniosis canina se puede tratar, pero no curar. El tratamiento solamente suprime los síntomas y no impedirá que tu perro tenga una recaída posterior.
Un tratamiento puede durar varias semanas, pero el parásito siempre permanecerá en el perro. Hasta el final de la vida del perro, periódicamente los síntomas pueden volver a aparecer y se tiene que repetir el tratamiento.
Hay que tener en cuenta que cuanto antes se diagnostica la enfermedad mejor se puede controlar.
“La única protección para tu perro es la prevención”
La mejor opción para proteger tu perro es la prevención.
Existen vacunas frente la leishmaniosis pero hoy en día la mayor eficacia consigues con repelentes. El producto más utilizado y más probado es un collar llamado Scalibor.