El peligro de las espigas para los perros, ¿por qué son peligrosas?
Desde hace unos días me llegan a mis oídos casos y más casos de perros que han tenido que ser operados o que casi fallecen por culpa de una espiga. Todos los años nos encontramos con el mismo problema y hay que ser conscientes de que la responsabilidad de que no le pase nada a nuestro perro recae en nosotros.
Hay varios puntos que son mas vulnerables a verse afectados por una espiga.
El lugar donde las vemos con más frecuencia es entre los dedos, donde se clavan y se introducen dentro de la piel y forman una característica tumefacción roja que supura y que llamamos granuloma por cuerpo extraño.
Aunque normalmente no es un problema grave, provoca cojera e impide sacar al perro al campo. Se debe intentar sacar la espiga con unas pinzas, aplicando un poco de anestesia local, ya que de lo contrario el granuloma dará problemas durante tiempo. Puede incluso llegar a ser más grave.
Los oídos son otro de los puntos por donde las espigas suelen introducirse, creando mucho malestar en el perro.
La sintomatología suele ser muy clara, ya que el animal sacude bruscamente la cabeza y mantiene baja la oreja del lado donde ha entrado la espiga. En este caso no queda más remedio que acudir a al veterinario para que la extraiga, habitualmente bajo sedación o anestesia, utilizando un otoscopio con unas pinzas especiales, ya que si se deja puede dañar gravemente el oído.
El punto más delicado por donde se puede introducir una espiga es el ojo porque se suele ocultar detrás del párpado dando lugar a una gran reacción e inflamación del ojo y sus estructuras, con una sintomatología que llamamos blefaroespasmo o dificultad para abrir los párpados y, por tanto, conlleva la dificultad añadida para el propietario o veterinario de poder localizar la espiga, ya que es muy difícil verla.
Lesionan rápidamente la córnea, provocando importantes úlceras por el constante roce, por lo que hay que actuar con rapidez o de lo contrario el perro perderá el ojo. De nuevo el veterinario deberá poner un colirio anestésico para dormir la superficie del ojo y así poder extraer la espiga, revisar los daños que pueda haber causado e instaurar el tratamiento oportuno.
Igualmente, la nariz es otro lugar por donde pueden entrar las espigas, y la sintomatología es de nuevo muy aguda y llamativa.
De manera repentina, el perro comienza a estornudar bruscamente sin poder parar, incluso sangrando por la nariz. Aunque no se suele poder hacer mucho en este caso, la visita al veterinario es obligatoria.
Pero también se pueden introducir por otros orificios. Por ejemplo, por el prepucio en los machos o por la vulva en las hembras, dando diferente sintomatología. Incluso por cualquier pliegue de la piel o zonas donde el pelo es más denso, por lo que cualquier bulto sospechoso que encontremos durante el estío en un perro puede deberse a una espiga.
MÁS VALE PREVENIR QUE CURAR. Lo primero que podemos hacer para evitar las espigas es no transitar por los lugares donde éstas abundan. Sino nos queda mas remedio que sacar de paseo al perro por el campo entonces tendremos que llevar a cabo estos consejos:
- En perros de pelo largo, recortar el pelo, especialmente la cara interna de la oreja, y entre los dedos.
- Cepillar a diario al perro.
- Revisar los puntos críticos para las espigas: dedos, pliegues de piel, zonas de pelo abundantes, oídos, ojos, etc., cada vez que volvemos del campo.
Durante los meses de febrero y marzo también hay que tener especial cuidado con la oruga procesionaria, te dejo el siguiente artículo por si estás interesado en saber más : La oruga procesionaria puede matar a tu perro